miércoles, 30 de junio de 2010

Buenas personas o malas personas.

El otro día un amigo me contaba que ahora se estaba dando cuenta que no era buena persona. Le pregunté el porqué de haber llegado a esa determinación que a mí, al menos, me parecía sorprendente, porque, según los significados que adoptamos desde que nacemos, el término mala persona, no se corresponde con su conducta ni modo de ser. Me contó una historia, una historia que estoy seguro que más de uno ha vivido, pero que sólo cuando nos sucede de forma personal e individual, es cuando nos sentimos frustrados, pudiendo llegar nuestro estado al colérico. Que España es un país de actores xxx eso no lo duda nadie y que la mierda de gobierno que tenemos, lo gobierne el pepe, el panzoe o frasquita ungida(lo escribo en minúscula porque no se merecen más) tiene mucho más que ver en todo eso. Así que luego no me pregunten por qué me hierve la sangre cuando veo esos mítines llenos hasta la bandera con multitud de parásitos que aclaman al rey de los parásitos. Supongo que qué les regalen la merienda, esos churros (o porras) con chocolate hacen que la voluntad se tambalee y al final acabes seducido ante el tirón de mentiras y sandeces que estos reyes parásitos promulgan.

Mi amigo recibió una carta de la DGT. En ella le notificaban una sanción de 60 € por estar circulando por el carril del centro de una vía de tres carriles. Me decía que en esa fecha el no recordaba ni siquiera haber cogido su coche. Y que lo normal era que si los agentes lo hubiesen visto, le hubiesen hecho el alto. Pero no, no lo hiceron. Yo le pregunté que qué era eso de una multa por circular por el carril del medio. Él me respondió que no tenía ni idea y que al menos él no tenía constancia de ningún caso de ese tipo. Pero su sorpresa no acabó ahí, porque, por la dejadez que tenemos todos y más en casos totalmente disparatados como éste, fue a pagar la sanción después de un tiempo y le dijeron en el banco que el sistema no permitía pagar la multa. Llegó a casa y se conectó a internet para buscar en la página de la DGT y cuando vio que su sanción se había elevado a más de doscientos quince euros según por no haber identicado al conductor, perdió la noción del tiempo y del espacio. Cómo describió sus sensaciones me dejó estremecido. Conozco a mi amigo desde hace mucho tiempo y sé cuando bromea... y esta vez no estaba bromeando. Su primera reacción fueron unas ganas tremendas de coger su coche y estrellarlo en el cuartel de la Guardia Civil de Tráfico, a ser posible con todos sus efectivos dentro. Luego me dijo que eso fue una multa de esas que tienen que poner para que el gobierno (de Zetapollas, así me dijo) pueda seguir viajando en primera clase y haciendo tantas y tantas barbaridades como ha hecho. Al final es lo de siempre, siemre paga el mismo, esto es, los desgraciados que nos levantamos a las seis de la mañana sino antes. Eso sí, me dijo que como algún agente se le ocurra pararlo, va a pasarle el coche diez veces por encima a todos los que allí hayan, que la próxima multa va a ser con motivo y que seguro que la sanción sería económica, porque a los mierdas estos la vida de la gente y las necesidades que puedan pasar les da lo mismo. Yo aquí tengo que darle la razón. Tuve la desgracia de perder a mi hemarna en un accidente de tráfico. El primer informe que dieron los "agentes" fue que mi hermana iba rápido. Primero, el velocímetro se quedó clavado en 90 km/h en una vía limitada a 100 y segundo, un dos de julio a las 5 de la tarde siendo viernes, no creo yo que la carretera esté lo suficientemente despejada como para ir "tan rápido" como decían los "agentes". Todos sabemos y a todos nos ha pasado que un autobús, cansado de esperar parado en su parada se tira a la carretera. En fin, a ellos no va a pasarle nada protegidos por un vehículo de tal envergadura. El colmo de la indignación llegó cuando acompañado del abogado que llevaba el siniestro, los impresentables estos me dijeron en la cara, sin que hubiesen visto nada, que la culpa fue de mi hermana. Los autobuses se tiran todos los días y todos los sabemos porque nos ha pasado y sin embargo, tienes que pasar por ese trámité, el conductor es un santo y mi hermana se tuvo que ir a los 23. En fin, mi hermana se ha ido, ella no puede defenderse y ya está, todo sigue para adelante. Luego alguien va por un carril que no es el derecho, sin hacerle daño a nadie, y ahora tiene que pagar una multa que supone un 25% de su sueldo mensual y gracias por estar trabajando.

Sigo pensando que mi amigo no es mala persona aunque por la expresión de indignación de su rostro, sinceramente lo vi capaz de hacer lo que estaba proponiendo. Y ahora que lo pienso, en este país sin remedio en el que vivimos, puede que sea la sociedad y las leyes que los mierdas estos del congreso aprueban las que nos hagan ser malas personas siempre de acuerdo con la deficinición que se tiene de dicho concepto. La siguiente vez hablaré de dinero y de mi accidente laboral en el que me dejé media rodilla en la carretera, contaré las increíbles barbaridades que se produjeron a raíz del golpe. Ahora sólo contaré que la inspectora que me vio para evaluarme los daños, me dijo en el informe que yo lo que tenía era cuento. Y de verdad y con el corazón en la mano lo digo, todos los días cuando amanece deseo que a esa inspectora, que me negó una incapacidad por el tema económico, a ser posible, la arrole un tren y luego sea yo el que la evalúe para tocar las palmas y decirle que tiene cuento. Es demasiado soñar, lo sé. Y también deseo que a los hijos de los mierdas de los guardia civiles y del mierda de juez que instruyó el caso de mi hermana, les ocurra lo mismo; que el no menos mierda del conductor, que cansado de esperar en su parada se tire a la carretera y haga lo mismo con ellos. Seguro que como sería el hijo del juez, las cosas seguro que cambian. Llamadme como queráis, porque me da igual todo. Sólo el que vive algo así sabe lo que significa, y es algo que no hay palabras para definirlo. Quizá yo tampoco sea buena persona, al menos de pensamiento.

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